8 de abril de 2024
Existencialismo y Nutrición
Creo que los nutricionistas muchas veces hemos tenido que defendernos, tener un escudo. Creo que se espera mucho de nosotros en estilo de vida. Que tengamos un cuerpo determinado, que no comamos ciertos alimentos, que seamos moderados, no descontrolados. Pero es difícil poner límites a esos comentarios. Uno muchas veces se avergüenza, vive esa incomodidad en secreto y alimenta el mismo ciclo. Porque claro, la vergüenza vive del secreto.
Fueron muchas las ocasiones que me sentí cuestionada por ser nutricionista y no responder a cosas que “Se esperan de una nutricionista”. Como era metalera en la universidad y tenía una banda, a varios les sorprendía enterarse que estudiaba nutrición. Me imagino que es porque asociaban a la nutricionista con otro perfil (físico, actitud, hobbies). Y a qué nutricionista no le ha pasado: Vas a un cumpleaños o a un carrete y si hay papas fritas o completos, dulces y comes, llega el comentario: “Tss miren a la Nutri” o “ Pero si tú eres nutricionista, ¿Cómo comes papas fritas?” Nunca dejé de comer papas fritas ni dulces, pero sí admito que hubo veces que lo hacía con mucha vergüenza y con el cuerpo tenso esperando el comentario inoportuno. También soy consciente de que muchos de estos comentarios son sólo por decir, no es algo personal, pero la mente nos juega malas pasadas y nos agarramos de ciertas situaciones para rumear.
En algunos de mis días más existencialistas llegaba a pensar “Si hubiese estudiado otra carrera, estaría más libre de comer sin que me juzguen”. Pero ese escenario es imaginario, es algo que nunca sabré. De hecho, lo más probable es que esté rumeando por otras cosas y pensando “ Y si hubiese estudiado algo como Nutrición?”.
Ahora, ya con 10 años ejerciendo la carrera, y después de valiosas conversaciones con amigos, de auto observación, terapia y reflexiones, pude dejarlo ir. Y creo que la CLAVE es la honestidad. Ya que a través de la honestidad nos respetamos a nosotros mismos y conectamos con otros. Pienso que, si uno se muestra vulnerable, puede conectar con quiénes resuenan con uno. Al fin de cuentas, la conexión real nace desde la vulnerabilidad.
Ahora lo estoy relacionando con la comida y ser nutricionista, pero aplica para todo orden de cosas.
Incluso hasta hace poco me daba vergüenza no saber qué rumbo tomar en mi carrera. Sentía que pasaban los años y que “picoteaba” de todo porque soy curiosa y me cuesta quedarme en un carril. Sentía que picotear de todo no me hacía experta en nada. También me cuestionaba por estar perdida y no tener claro mi rol en el mundo laboral. Ahora pienso que es valioso perderse de vez en cuando. De hecho, es fundamental para vivir crisis y poder encontrarte.Ahora de a poco he ido cambiando mi diálogo interno y me digo a mi misma: “Me gusta probar diferentes áreas en mi oficio, aparte me gusta la psicología, la espiritualidad, la música, el cine. Y quizás sí soy un popurrí de cosas, y quizás si me salgo de un carril, pero esto es lo que soy”.
En el camino de estar muy perdida es donde pude ser honesta conmigo y darme cuenta qué quería hacer en lo profesional: Aplicar mis conocimientos de nutrición en mi estilo de vida, ayudar desde un enfoque integral a quienes necesiten mejorar hábitos alimentarios o simplemente saber más de alimentación. No encasillarme en una sola cosa, sino tomar todo lo que he vivido y aprendido, mezclarlo en una juguera y mostrarlo a los demás.
“If we want to find the way back to ourselves and one another, we need language and the grounded confidence to both tell our stories and be stewards of the stories that we hear. This is the framework for meaningful connection.”
-Brené Brown